Una intervención efectiva y económica para disminuir la prescripción de fármacos innecesarios en adultos mayores
Un problema en la atención de adultos mayores, no sólo sanitario sino también económico, es la cantidad de fármacos que se prescriben de manera innecesaria sin evidencias científicas. La prescripción de medicamentos no recomendados por la evidencia puede conllevar consecuencias perjudiciales para la salud, traer efectos adversos y afectar la calidad de vida de las personas. A su vez, esto impacta negativamente en los sistemas de salud, ya que se malgasta el dinero en medicamentos que no son útiles en vez de costear otros tratamientos que sí son beneficios y efectivos.
En particular, se observó una alta prescripción de la droga nimodipina como tratamiento para el deterioro cognitivo en adultos mayores de Argentina. Sin embargo, la evidencia que avala la utilización de nimodipina para el deterioro cognitivo y la demencia es insuficiente.
Uno de los abordajes desde las ciencias del comportamiento que se ha implementado para intentar reducir la sobremedicación consiste en informarle a los médicos cómo es su práctica de prescripción de medicamentos comparada con la de sus pares a través del correo electrónico. Esta técnica de notificación de la “norma social” por mail fue utilizada con éxito en casos de exceso de indicación de antibióticos, un grave problema de salud pública que puede conllevar a una resistencia bacteriana, y otras drogas potencialmente perjudiciales en la población mayor como los antipsicóticos y los opioides. Sin embargo, hasta el momento, no había evidencia de su utilización en drogas para el deterioro cognitivo en América Latina .
Teniendo esto en cuenta, los investigadores realizaron un ensayo en el que participaron 1811 médicos y médicas con un historial de alta prescripción de Nimodipina del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI – INSSJP). Los participantes fueron distribuidos al azar en dos grupos:
A los médicos del grupo “tratamiento” (906) se le enviaron 2 correos electrónicos con información basada en la evidencia sobre la nimodipina, así como también una comparación de su nivel de prescripción de esta droga versus el promedio de sus pares (norma social).
A los médicos del grupo “control” (905) se le enviaron 2 correos electrónicos con información general sobre los riesgos de la sobremedicación en pacientes adultos mayores.
Los mensajes fueron escritos como una campaña de concientización de buenas prácticas médicas. Se utilizaron términos como “invitar” o “considerar” para enfatizar la idea de que los profesionales de la salud eran libres de tomar la decisión y para que no se sintieran presionados sintiendo que iban a recibir una penalización de algún tipo. El objetivo de este nudge o “empujoncito” era que las personas cambien su comportamiento por voluntad propia y no porque se sintieran forzadas a hacerlo, acercando información para optimizar su decisión médica (información basada en la evidencia y la referencia del comportamiento de sus pares).
Se registró la cantidad de Nimodipina recetada por mes por cada profesional en ambos grupos durante 1 año previo a la intervención y luego de 6 meses de enviado el primer correo electrónico.
Los resultados fueron muy satisfactorios. Los participantes que recibieron el “empujoncito” recetaron significativamente menos prescripciones de Nimodipina durante el período de la intervención comparado con el grupo control. No se observaron diferencias en los meses anteriores a la intervención, con lo cual se puede adjudicar la disminución en la indicación de este fármaco al envío de los correos electrónicos comunicando información verídica así como también sobre la frecuencia de prescripción de nimodipina de cada profesional.
Luego de la intervención se observó una reducción también en el grupo control, aunque más leve. Esto podría deberse a que los médicos y médicas del grupo control no eran totalmente ciegos a la intervención ya que es sabido que existe comunicación entre colegas sobre la prescripción de medicamentos. Cabe destacar que resulta beneficioso que exista ese intercambio. Si bien ese “derrame” achica las diferencias entre grupos, la reducción de las prescripciones en su conjunto resultó mayor.
Los costos económicos también fueron analizados y se encontró que los mismos fueron más bajos en el grupo que recibió el tratamiento que en el grupo control. Los investigadores estimaron que si se realizara esta intervención en todos los médicos y médicas incluidos en el estudio por 1 año se podrían ahorrar aproximadamente más de 200.000 dólares. El trabajo se acaba de publicar en la prestigiosa revista científica JAMA Network open y puede encontrarse acá.
En conclusión, el ensayo clínico aleatorizado de esta intervención comportamental fue exitoso. Los autores pudieron comprobar que enviando a través de correo electrónico información científicamente comprobada sumado a los datos de la “norma social” podían obtenerse cambios en las conductas de los profesionales de la salud respecto a la receta de un fármaco en particular. Si bien existen ciertas limitaciones, por ejemplo, no se puede saber si la nimodipina no fue reemplazada por otro medicamento de similares características, el resultado es optimista.
Una intervención de este tipo tiene el potencial de convertirse en una herramienta útil y eficiente ya que es bien aceptada por los profesionales, fácil de replicar, efectiva y de bajo costo. Un “empujoncito” hacia un mayor bienestar social.